Durante la última semana, surgieron informes sobre intentos de comunicación entre buques mercantes en el Mar Rojo y los hutíes para aclarar la falta de vínculos con intereses de Israel. Sin embargo, el 12 de enero, el tanquero Aframax «Khalissa» fue atacado con un misil, resaltando la vulnerabilidad del transporte marítimo en la región, según la analista Michelle Wiese Bockmann de Lloyd’s List Intelligence.
Este incidente, el primero después del ataque conjunto de EE.UU. y el Reino Unido en Yemen, no parece haber disuadido a las líneas portacontenedores locales. Aunque ha habido una disminución en el tráfico por el estrecho de Bab al-Mandeb, la situación sigue siendo tensa.
Con CMA CGM y Maersk aplicando recargos debido a la disrupción, se observan efectos en las tarifas, especialmente en la ruta Asia-Norte Europa, con un aumento a $3,103/FEU según el Índice de Carga Contenedorizada de Shanghái (SCFI). El World Container Index (WCI) de Drewry también refleja aumentos en otras rutas afectadas, como Shanghái-Róterdam y Shanghái-Nueva York.
La crisis afecta globalmente, con consecuencias en la capacidad de transporte desde Asia. Peter Sand de Xeneta advierte sobre la redistribución de capacidad que impactará la Costa Este de Sudamérica. Sea-Intelligence sugiere una escasez de capacidad para exportaciones asiáticas en las próximas semanas, especialmente en la ruta Asia-Norte de Europa a partir del 22 de enero.
En medio de la incertidumbre, se espera que la crisis no se resuelva en semanas o días, según Peter Sand. Las recomendaciones persisten para propietarios de carga: prepararse para desvíos a través del Cabo de Buena Esperanza, movilizar productos rápidamente y asegurar espacio disponible, anticipando tiempos difíciles y costos más altos en el transporte marítimo.