A pesar de los esfuerzos generalizados de las autoridades chinas para contener el último brote de COVID-19, el cierre de Shanghái continuó la última semana, con un telón de fondo dominado por los miles de nuevos casos positivos. Bajo ese mismo marco los volúmenes de exportación de China han disminuido significativamente desde el comienzo de las estrictas cuarentenas. Según la consultora Windward el 30% de los busque que permanecen anclados frente a puertos congestionados en el mundo se encuentra en China. Ante este panorama, las autoridades han anunciado medidas para reabrir cientos de fábricas y mejorar la disponibilidad de camiones en Shanghái con la esperanza mantener a la cadena de suministro en movimiento.
Reportes de prensa señalan que los servicios de logística en el área industrial del delta del río Yangtze, donde se ubica el puerto de Shaghái, en la práctica se encuentran detenidos. La movilización de carga por carretera ha sido la más afectada, debido a las estrictas políticas sanitarias. WSJ informa que pocos choferes de camiones quieren conducir hasta Shanghái, incluso cuando los pagos por esos viajes se han más que duplicado. De hecho, los volúmenes diarios de camiones que se mueven por Shanghái cayeron un 70% a principios de la semana pasada en comparación con fines de marzo, previo al cierre, según datos Wind Information. La Cámara de Comercio de la Unión Europea en China estima que la disponibilidad de camiones en Shanghái ha caído un 40% desde el cierre, aunque el número ha aumentado en los últimos días, agregan.
Lo anterior ha llevado a que en las terminales portuarias de contenedores la ciudad, normalmente las más activas del mundo, se amontonen los contenedores vacíos a la espera de que los camiones, que ingresan a cuentagotas, entreguen la carga. Mientras que los productos terminados se están acumulando en las fábricas debido a los retrasos en los camiones y el cierre de los centros de almacenamiento; otros fabricantes, en cambio, lisa y llanamente han optado por detener la producción después de la interrupción de la distribución de materias primas y suministros claves para sus manufacturas.
Elon Musk aseguró que la fábrica de Tesla Inc. en Shanghái estaba «de vuelta con fuerza» después de un cierre de tres semanas inducido por el COVID-19. Pero su optimismo no desmiente la preocupación de que la planta solo tenga suficientes componentes para mantenerse operativa por una semana, incluso a capacidad reducida, lo que destaca los desafíos que las cadenas de suministro representan para los fabricantes.
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