Desde 2018, países como Vietnam y México se han beneficiado de este cambio.

El fenómeno del «nearshoring» y «reshoring», que hasta hace poco era simplemente una teoría, está ganando terreno de manera significativa. Esto ha llevado a que la producción y la fabricación, una vez centradas en China, se desplacen hacia otros puntos del planeta, como Vietnam o México. Esta tendencia es una respuesta a la reorganización de las cadenas de suministro por parte de las empresas estadounidenses en los últimos años. Esta reorganización surge en medio de los esfuerzos del gobierno de EE.UU. por reducir su dependencia de la economía china, así como por las vulnerabilidades que quedaron expuestas durante la pandemia.

China está experimentando las repercusiones de estas acciones en su lenta recuperación económica. Según datos de IForecast, sus principales indicadores todavía muestran un «panorama de debilidad». Un ejemplo claro es la caída del 33,9% en las ventas de viviendas nuevas registrada en julio, marcando la mayor contracción anual en un año. Esto pone de manifiesto la profundidad de la crisis en el sector inmobiliario chino.

Las exportaciones chinas también están en declive. Según una encuesta de Reuters, los fabricantes chinos están bajo presión, ya que en agosto registraron su peor desempeño en envíos al exterior desde febrero de 2020. Se espera que las exportaciones caigan un 9,2% interanual en el mismo mes, después de una caída del 14,5% en julio, según la mediana de las previsiones de 33 economistas consultados.

Barclays y Nomura son particularmente pesimistas, pronosticando una caída del 15% en las exportaciones debido a la disminución de la demanda extranjera de productos chinos. Mientras tanto, Standard Chartered anticipa una caída más moderada del 4%.

En cuanto a las importaciones chinas, se espera que se reduzcan un 9,0% después de una caída del 12,4% en julio, lo que sugiere una ligera mejoría en la demanda interna.

La actividad manufacturera en China se ha contraído por quinto mes consecutivo en agosto debido a la falta de nuevos pedidos de exportación y piezas importadas. Sin embargo, los precios al productor han mejorado por primera vez en siete meses, lo que indica una leve mejora en la demanda interna, según los propietarios de fábricas.

El índice PMI de China, que mide el nivel de actividad y las expectativas de los gerentes de compras en el sector manufacturero y de servicios, ha estado oscilando alrededor de los 50 puntos, a veces ligeramente por encima y en su mayoría ligeramente por debajo. Esto indica una disminución en la actividad económica. Además, el PMI de nuevos pedidos de exportación de China ha permanecido por debajo de 50 durante la mayor parte de los meses.

En cuanto a las importaciones estadounidenses, la participación de China ha disminuido al nivel más bajo desde 2006, según un informe de la Oficina del Censo de Estados Unidos. Durante los últimos 12 meses hasta julio, la proporción de bienes importados de China promedió un 14,6%, en comparación con el pico del 21,8% registrado en los 12 meses hasta marzo de 2018, antes de que el expresidente estadounidense Donald Trump intensificara la Guerra Comercial con China.

Desde entonces, países como México y Vietnam han aprovechado este cambio en las cadenas de suministro, observándose un aumento tanto en las exportaciones chinas como en la inversión extranjera directa en estos lugares. La participación de México en las importaciones de bienes estadounidenses ha alcanzado el 15% en promedio en los últimos 12 meses hasta julio, su nivel más alto en 30 años de registros. Vietnam, por su parte, ha mantenido una participación del 3,7%, ligeramente por debajo de su máximo alcanzado en 2022.

En respuesta a estos desafíos económicos, las autoridades chinas han implementado una serie de medidas en los últimos meses para estimular el crecimiento. Recientemente, el Banco Central y el principal regulador financiero flexibilizaron algunas reglas de endeudamiento para apoyar a los compradores de viviendas. Sin embargo, los analistas advierten que estas medidas podrían enfrentar dificultades para lograr cambios significativos, dadas las incertidumbres en torno a la recuperación del mercado laboral y los ingresos de los hogares.