A medida que la ola original de privatizaciones de terminales de contenedores de las décadas de 1990 y 2000 se acerca al final de sus períodos iniciales, Drewry observa que los cambios en las fuerzas del mercado han desplazado el equilibrio riesgo/recompensa para las autoridades portuarias, lo que las impulsarán a buscar nuevos concesionarios en ciertas condiciones de mercado. Sin embargo, a nivel mundial la preferencia general es renovar o ampliar con el operador establecido.
Si bien la mayoría de las concesiones de terminales de contenedores se extienden o renuevan, a una pequeña pero creciente proporción se les ha permitido expirar, según una investigación reciente publicada en Drewry’s Ports and Terminals Insight.
Drewry revisó 27 concesiones que fueron renovadas, extendidas o expiradas en los últimos tres años. Si bien la mayoría (21 de 27) se adjudicaron al operador establecido mediante la renovación o extensión de la concesión inicial, a seis se les permitió expirar.
Licitaciones, un proceso costoso
En la intrincada red del comercio global, los puertos son las puertas a través de las cuales fluyen mercancías entre naciones, dando forma a las economías y conectando mercados distantes. En el corazón de las operaciones portuarias se encuentran las concesiones, un acuerdo contractual que combina la experiencia y la capacidad financiera del sector privado con la supervisión del sector público, para gestionar y desarrollar estos centros críticos de comercio y transporte.
De acuerdo con Drewry, en la primera ola de concesiones portuarias de los años 1990 y 2000, hubo una variación considerable en el riesgo entre los mercados emergentes y desarrollados. Sin embargo, si bien los riesgos políticos y económicos en los mercados emergentes siguen siendo altos, otros riesgos como las reformas laborales, la infraestructura y el mercado son ahora mucho menores.
Las autoridades portuarias deberían decidir mucho antes de que expire la concesión si prorrogarán, renovarán o volverán a licitar la concesión de la terminal. Una licitación pública formal es un proceso costoso y que requiere mucho tiempo y no hay garantía de que tenga el mejor resultado general. La opinión generalizada sugiere que a las autoridades portuarias les conviene seguir la filosofía de “si no está roto, no lo arregles”, lo que significa que deberían buscar renovar o extender el contrato con el titular si se está desempeñando adecuadamente.
Sin embargo, la reciente dinámica del mercado debería hacerles detenerse a considerar al menos si una nueva licitación competitiva podría dar lugar a un mejor resultado.
Renovar, lo más sensato en mercados maduros
Drewry estima que es poco probable que relicitar una concesión de terminal portuaria en un mercado maduro, con terminales competidoras dentro del mismo complejo portuario o sirviendo al mismo interior, genere ganancias significativas para la autoridad portuaria. Por lo tanto, dados los costos de realizar una licitación pública, la incertidumbre que rodea el proceso y los riesgos inherentes que implica cambiar el operador de una terminal, es más sensato abordar estas concesiones con un marco de extensión/renovación. Esto permite al puerto obtener compromisos para reinvertir y mejorar el activo de la terminal durante un período de tiempo prolongado.
Sin embargo, en mercados menos maduros pero aún probados y con mayor potencial de crecimiento, es mucho más probable que un proceso formal de nueva licitación logre ganancias significativas y, lo que es más importante, el reequilibrio del riesgo y la recompensa en comparación con la concesión original, firmada cuando el mercado estaba menos seguro. Este es especialmente el caso de aquellas terminales que no tienen competencia directa en el mismo puerto.
Si bien se espera que la mayoría de las concesiones se extiendan o renueven con el operador actual, se prevé que los operadores de terminales globales emergentes muestren un gran apetito por aquellas que se vuelvan a licitar, particularmente dada la escasez de nuevas oportunidades de concesión.
Sin embargo, los fundamentos del mercado siguen siendo clave, y sólo aquellas concesiones con potencial de crecimiento y expectativas realistas por parte de la autoridad portuaria resultarán beneficiosas para los socios del sector público y privado.
