Disrupciones en las cadenas de suministro, creciente demanda y costos operativos en aumento están sacudiendo al sector logístico en tiempos de alta inflación.

En el escenario económico actual, la preocupación por la creciente inflación ha cobrado relevancia. A medida que los precios de bienes y servicios siguen una tendencia alcista, sus impactos se hacen sentir en diversos sectores, y la industria logística no es la excepción. El aumento de la inflación se atribuye a una intersección de factores que incluyen disrupciones en las cadenas de suministro, una mayor demanda, incremento de los costos operativos, políticas gubernamentales y complejidades geopolíticas relacionadas con el conflicto en Ucrania, según informes de Ti.

Incremento en los costos de transporte

Uno de los efectos inmediatos de la inflación es el alza en los costos de transporte. La inflación en constante crecimiento, impulsada principalmente por el aumento en los precios del combustible, incrementos en los costos laborales y mayores gastos de mantenimiento, está ejerciendo una presión significativa sobre la estructura de costos asociada con la movilización de mercancías.

Ante el desafío de lidiar con mayores gastos en insumos, las empresas pueden verse inclinadas a buscar formas de reducción de costos en otros aspectos. Estos esfuerzos de ahorro pueden traducirse en cambios en las relaciones con proveedores o ajustes en las estrategias de gestión de inventarios. Desafortunadamente, estas modificaciones en la red logística pueden desencadenar retrasos no previstos en las entregas, lo que afecta la eficiencia operativa de los procesos logísticos en su conjunto.

Impacto de los costos energéticos

El aumento de la inflación se ve agravado por el incremento en los precios de la energía, que actúa como un factor catalizador clave. La espiral de costos energéticos tiene repercusiones en cadena tanto a nivel económico mundial como en la sociedad en general.

Este fenómeno a menudo obliga a la implementación de políticas monetarias más restrictivas por parte de los gobiernos, incluyendo incrementos en las tasas de interés. Esto se traduce en mayores costos de endeudamiento tanto para las empresas como para los consumidores, complicando la gestión financiera y generando incertidumbre en cuanto al futuro, lo que a su vez afecta los patrones de gasto. En consecuencia, los productos de primera necesidad suelen prevalecer sobre los artículos de lujo en los hábitos de consumo, lo que tiene un impacto negativo en la economía en general.

El desafío de la gestión de inventarios

En este contexto inflacionario, la gestión de inventarios se ha convertido en un reto complicado para las empresas. Muchas de ellas han optado por mantener inventarios más grandes como medida de protección contra los continuos aumentos de precios, lo que implica una inmovilización considerable de capital y espacio de almacenamiento.

Este cambio en la estrategia de gestión de inventarios tiene implicaciones de gran alcance en el sector logístico. El aumento en la necesidad de espacio de almacenamiento y flotas de transporte provoca congestión en los puertos y terminales europeos, lo que a su vez resulta en tasas y retrasos adicionales, disminuyendo la eficiencia de todo el proceso.

«En un entorno económico volátil e incierto, la planificación estratégica y la resiliencia se convierten en pilares fundamentales de la gestión de la cadena de suministro. Las organizaciones deben fortalecer sus cadenas de suministro para enfrentar adversidades imprevistas. Estar preparados para cualquier contingencia es esencial, garantizando la capacidad de recuperación frente a desafíos futuros con agilidad y confianza», destaca el informe de Ti.

En resumen, el sector logístico se encuentra navegando por aguas turbulentas en medio de la alta inflación, resultado de una serie de factores interconectados. La resiliencia y la adaptabilidad son clave para sobrellevar estos desafíos inflacionarios y asegurar que el sector logístico siga siendo un componente vital en la economía global.