Actualmente existe un aumento de las huelgas y otras protestas laborales está amenazando a las industrias de todo el mundo, y especialmente a las que implican el traslado de mercancías, personas y energía. Desde los trabajadores ferroviarios y portuarios de Estados Unidos hasta los de los campos de gas natural de Australia y los camioneros de Perú, los empleados exigen un mejor trato mientras la inflación se come sus salarios, reportó Bloomberg.
Precisamente porque su trabajo es tan crucial para la economía mundial en este momento -con las cadenas de suministro todavía frágiles y los mercados de trabajo apretados- esos trabajadores tienen influencia en la mesa de negociación. Cualquier interrupción causada por los conflictos laborales podría agravar la escasez y el aumento de los precios que amenazan con desencadenar una recesión.
Según Katy Fox-Hodess, profesora de relaciones laborales de la Escuela de Administración de la Universidad de Sheffield (Reino Unido), esto está animando a los empleados del sector del transporte y la logística, que abarca desde los almacenes hasta los camiones, a enfrentarse a sus jefes. Señala que las condiciones de trabajo en el sector ya son difíciles tras años de desregulación.
En EE.UU., donde el movimiento obrero, en declive desde hace mucho tiempo, está mostrando signos de despertar a medida que los sindicatos se afianzan en empresas como Starbucks Corp. y Amazon.com Inc. algunos de los mayores conflictos se producen en el sector del transporte. Sobre las ya maltrechas cadenas de suministro del país se cierne la amenaza de una huelga ferroviaria que podría paralizar el movimiento de bienes.
Tras dos años de infructuosas negociaciones con las mayores compañías ferroviarias del país, el Presidente Joe Biden creó este mes un panel para resolver la profunda desavenencia entre 115.000 trabajadores y sus empleadores. La Junta Presidencial de Emergencia tiene hasta mediados de agosto para elaborar un plan de contrato que sea aceptable para ambas partes.
«Hay un mercado laboral muy ajustado, lo que coloca a los trabajadores en una posición en la que tienen una acumulación de muchas quejas y se sienten empoderados», dijo el profesor asociado de la Universidad de Cornell, Eli Friedman. El centro de estudios realizó un seguimiento de 260 huelgas y cinco cierres patronales en EE.UU. en los que participaron unos 140.000 empleados en 2021, lo que supuso unos 3,27 millones de días de huelga.
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