La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) publicó los datos de marzo de 2022 de los mercados mundiales de carga aérea, que muestran un descenso de la demanda. Los efectos de Omicron en Asia, la guerra entre Rusia y Ucrania y un contexto operativo difícil contribuyeron al descenso. Sin embargo, las líneas aéreas latinoamericanas informaron de un aumento del 22,1% en los volúmenes de carga en marzo de 2022 en comparación con el período de 2021. Este fue el desempeño más fuerte de todas las regiones.
Algunas de las mayores aerolíneas de la región de Latinoamérica se están beneficiando del fin de los procesos de quiebra. La capacidad en marzo aumentó un 34,9% en comparación con el mismo mes de 2021.
Respecto a la demanda global, medida en toneladas-kilómetro de carga (CTKs*), cayó un 5,2% en comparación con marzo de 2021 (-5,4% para las operaciones internacionales). La capacidad fue un 1,2% superior a la de marzo de 2021 (+2,6% para las operaciones internacionales). Aunque esto está en el territorio positivo del gráfico, es un descenso significativo desde el aumento interanual del 11,2% en febrero. Asia y Europa experimentaron las mayores caídas de capacidad.
La guerra en Ucrania provocó una caída de la capacidad de carga utilizada para servir a Europa, ya que varias aerolíneas basadas en Rusia y Ucrania eran actores clave de la carga. Las sanciones contra Rusia provocaron interrupciones en la fabricación. Y el aumento de los precios del petróleo está teniendo un impacto económico negativo, incluyendo el aumento de los costos del transporte marítimo.
Los nuevos pedidos de exportación, un indicador adelantado de la demanda de carga, se están reduciendo en todos los mercados, excepto en EE.UU. El indicador del Índice de Gestión de Compras (PMI) que sigue los nuevos pedidos de exportación a nivel mundial cayó a 48,2 en marzo. Fue el más bajo desde julio de 2020.
El comercio mundial de bienes ha seguido disminuyendo en 2022, con un crecimiento más lento de la economía china debido a los bloqueos relacionados con la COVID-19 (entre otros factores); y a las interrupciones de la cadena de suministro amplificadas por la guerra en Ucrania.
La inflación general de los precios al consumo de los países del G7 se situó en febrero de 2022 en el 6,3% interanual, la más alta desde 1982.
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